lunes, 26 de noviembre de 2012

Te volví a ver


Y una tarde te volví a ver. 

     El sol iluminaba mis ojos cansados de esperar ese colectivo que, como siempre, iba a llegar veinte minutos tarde. 
     Era un bostezo tras otro, eran todas las ganas de irme que me llenaban el estómago. Era un cigarrillo perdido en mi cartera que me miraba seductor, el placer prohibido que no que iba a tocar, pero iba a conservar. Siempre me gustó la adrenalina de sentirme atraída por lo nocivo.
     El pavimento me empezaba a quemar y la espera también, nunca fui paciente. 
     El sol que me encandilaba, de pronto se apagó. Una sombra se paró frente a mi, mis ojos cerrados pudieron advertirlo. 
     Levanté mi mirada y ahí estabas otra vez: Tus ojos se veían tranquilos, como siempre. Recordé que solías tranquilizarme con solo mirarme. Me tomaste de la mano y un escalofrío sacudió todo mi cuerpo. Besos que antes me recorrían, hoy se quedaban en mi mejilla.  

     El mundo y sus giros inesperados nos convirtieron en dos personas saludándose como si fuera la primera vez. 
     Una sonrisa amistosa se escapó de mis labios. Era inevitable esa alegría de volverte a ver. Tan entero, tan libre, tan hermoso como siempre. Una nueva invitación a mi vida no tardó en llegar, ya lo dije: "Siempre me gustó la adrenalina de sentirme atraída por lo nocivo".


-Volvamos a empezar
-Un placer conocerte una vez más

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