lunes, 30 de abril de 2012

Melodía

     Ya no se oían gritos ni gemidos de placer. Ahora se miraban en silencio y se sumergían en la profundidad de sus ojos. 
     Él acariciaba sus cicatrices, reemplazaba la sangre por besos, echaba el dolor y borraba con un suspiro el pasado.
     Ella lloraba sin ganas. Cansada tocaba sus cabellos, como si fueran los de un mismísimo ángel. Ya no hablaba, pero su corazón lo hacía por ella.
     Sólo había silencio.
     Los amantes se miraron y echaron a reír, estaban relajados, estaban felices y llenos de amor y placer. 

    
      El silencio se colmó de carcajadas y se convirtió en melodía. Era la melodía de los amantes, la melodía atemporal.