sábado, 9 de abril de 2011

La inmadurez se disfraza de Peter Pan

Me molesta no poder escribir tan seguido como quisiera, tengo muchas cosas para hacer ultimamente. Ya con el colegio mi tiempo se ocupa en un 70% y el resto lo uso para comer, dormir y respirar aire libre. Tener estas obligaciones y tener que ser digno de usarlas me lleva a preguntarme "¿Quiero tener obligaciones?".
Tener obligaciones es algo que tenemos todos a lo largo de nuestra vida, ya sea cuando tenes 5 años y tenes que ir al Jardin de infantes donde esa idiota con título (léase maestra jardinera) nos obliga a pintar con los dedos y mancharnos todos, como cuando estas en en colegio y tenes que repartir tu tiempo entre muchas materias para saber cada una a la perfeccion. Ok, ustedes dirán: "Pero.. no es lo mismo". Y tienen razon, son obligaciones pero no tienen el mismo peso.
Las obligaciones estan acompañadas con la edad y nuestra madurez mental, y ahí es cuando el dilema comienza. No es no querer tener obligaciones es querer tener obligaciones mas livianas. ¿Será un deseo que tiene nuestro subconciente de no querer crecer y no afrontar la vida? Es probable. En algun momento del día pensamos en que facil sería la vida sin estudiar o ir a trabajar pero al final de ese suspiro volvemos a la realidad que nos esclaviza. El problema está cuando uno toma un papel de inmadurez y se cree la mentira de ser un eterno niño o un eterno adolescente en rebeldía.
Tocar estos temas era inevitable en algún momento de mi Blog, muchas de las personas que conozco siguen patrones de comportamiento similares a los de un "Peter Pan por siempre". Personas inmaduras, infantiles y, a pesar de su edad, sin discernimiento. Hablar de esto saca a la luz mi poca paciencia con estas cosas, pero es imposible no irritarse cuando el ambiente en el que te moves parece más una guardería que un colegio.
Cosas simples como el concepto de "Cuando un superior habla te callás y escuchas" son imposibles de entender o esa rebeldía absurda les impide comportase como una persona civilizada. No me molesta la rebeldía con fundamentos, una rebeldía digna de compararse con el Síndrome Pink Floyd. Pero una rebeldía sin sentido, con toques infantiles y hasta violenta (aclaro que la violencia no solo es física) no es justificable ni admirable. Bueno, supongo que algunos aplaudirán esta conducta pero seguramente son los mismos que les importa tanto la madurez como la muerte de un cangrejo o de una de sus 5 neuronas.
Si nos ponemos a analizar los comportamientos puede que encontremos un motivo que los justifique. El estar con un pie en la universidad o del mundo laboral (léase realidad) es motivo suficiente para aterrarse y querer convertirse en un nene de 5 años y revivir todo de nuevo. Pero la exigencia de trato adulto y luego tener comportamientos dignos de salas de jardín de infantes es completamente inaceptable. Como diría mi mamá "Si sos grande, sos grande para todo".
Con suerte la realidad los golpee ferozmente en la frente y al grito de "Llegué, imbécil! los empuje al mundo real. No sé cuando pasará, algunas personas siguen siendo adolescentes incluso con 40 años (tristisimo, lo sé), pero en su idiotez encuentran una suerte de felicidad que simula llenarles el alma hasta que en un suspiro piensan en todo lo que perdieron.