Tener obligaciones es algo que tenemos todos a lo largo de nuestra vida, ya sea cuando tenes 5 años y tenes que ir al Jardin de infantes donde esa idiota con título (léase maestra jardinera) nos obliga a pintar con los dedos y mancharnos todos, como cuando estas en en colegio y tenes que repartir tu tiempo entre muchas materias para saber cada una a la perfeccion. Ok, ustedes dirán: "Pero.. no es lo mismo". Y tienen razon, son obligaciones pero no tienen el mismo peso.
Las obligaciones estan acompañadas con la edad y nuestra madurez mental, y ahí es cuando el dilema comienza. No es no querer tener obligaciones es querer tener obligaciones mas livianas. ¿Será un deseo que tiene nuestro subconciente de no querer crecer y no afrontar la vida? Es probable. En algun momento del día pensamos en que facil sería la vida sin estudiar o ir a trabajar pero al final de ese suspiro volvemos a la realidad que nos esclaviza. El problema está cuando uno toma un papel de inmadurez y se cree la mentira de ser un eterno niño o un eterno adolescente en rebeldía.

Cosas simples como el concepto de "Cuando un superior habla te callás y escuchas" son imposibles de entender o esa rebeldía absurda les impide comportase como una persona civilizada. No me molesta la rebeldía con fundamentos, una rebeldía digna de compararse con el Síndrome Pink Floyd. Pero una rebeldía sin sentido, con toques infantiles y hasta violenta (aclaro que la violencia no solo es física) no es justificable ni admirable. Bueno, supongo que algunos aplaudirán esta conducta pero seguramente son los mismos que les importa tanto la madurez como la muerte de un cangrejo o de una de sus 5 neuronas.
Si nos ponemos a analizar los comportamientos puede que encontremos un motivo que los justifique. El estar con un pie en la universidad o del mundo laboral (léase realidad) es motivo suficiente para aterrarse y querer convertirse en un nene de 5 años y revivir todo de nuevo. Pero la exigencia de trato adulto y luego tener comportamientos dignos de salas de jardín de infantes es completamente inaceptable. Como diría mi mamá "Si sos grande, sos grande para todo".
Con suerte la realidad los golpee ferozmente en la frente y al grito de "Llegué, imbécil! los empuje al mundo real. No sé cuando pasará, algunas personas siguen siendo adolescentes incluso con 40 años (tristisimo, lo sé), pero en su idiotez encuentran una suerte de felicidad que simula llenarles el alma hasta que en un suspiro piensan en todo lo que perdieron.
Increíble! Felicitaciones, seguí así, que nadie ni nada cambie tu forma de pensar, escribir y expresarte!
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